viernes, 1 de agosto de 2008

Un mimosa, por favor


Hoy es un buen día para hablar de famosas bebidas. Aunque, dada la crisis, para muchos sólo sea para ingesta o consumo cultural. Un detalle que da mucho cachet es el de que, cuando la azafata le ofrece, en primera clase, si desea una champaña o un jugo de naranja que uno responda: prefiero “un mimosa” que es la sabrosa mezcla de champán o cava con jugo de naranja, llamada “el desayuno del jet-set”. La diferencia entre champagne y cava viene dada por leyes de patentes y denominación de origen que establecen que sólo puede llamarse champán al que procede de la región francesa de Champagne. A propósito de champán hace mucho leí que el famoso Don Perignon se origina en la leyenda de un monje francés nacido en 1638. Se cree que era ciego y se dice que al probar una uva sabía de qué viñedo procedía. Durante 47 años, Don Perignon fue el responsable de las bodegas de la abadía benedictina mundialmente famosa por conservar los restos de Santa Elena, madre del emperador Constantino. El abad Don Perignon, en 1661, ordenó cavar en Creta una cava con capacidad para 500 barricas. La abadía tenía unas 12 hectáreas de viñedo y recibía las uvas como diezmos. Perignon modificó la organización de las vendimias y logró un vino totalmente blanco amarillento que hoy es el champán Don Perignon. Otra. El famoso café capuchino lleva ese nombre por los monjes de una orden religiosa del siglo XVI por su penacho de espuma, similar a la capucha de punta más larga que ancha de los religiosos capuchinos. Es una bebida de origen italiano hecha con una base de café expreso y espuma de leche muy cremosa, con vapor y mucho arte para simular un batido en caliente. Quien quiera, pueda y tenga, ¡Salud!

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